En la Antigua Roma, entre los ingenieros civiles y militares, y los arquitectos, no había mucha diferencia. El oficio contaba más que el título. Los arquitectos se ocupaban de los asuntos propios de su oficio. Los ingenieros construían tanto obras civiles como militares, así como edificios y casas.
Los romanos utilizaban como materiales para la construcción la piedra, la arcilla, la madera y la argamasa. Una vez que extraían los enormes bloques de piedra de las canteras, los obreros trabajaban hasta conseguir bloques a escuadra, luego la pulían. Si la piedra era blanda la podían cortar con una sierra, si era dura taladraban una línea de agujeros por los que se introducían estacas de madera que, al empaparlas con agua, se dilataban y se rompían por el lugar deseado. Cuando el bloque se había partido en trozos más pequeños, se les daba forma con el escoplo y el martillo.
La arcilla la usaban para fabricar ladrillos y tejas, para ello empleaban moldes de madera. Cuando conseguían las formas deseadas, sacaban las piezas de los moldes y las ponían al sol, para que se secasen, después las cocían en el horno. Todas las piezas llevaban la marca del propietario de la fábrica, o en algunos casos del emperador.
La mezcla de arena, cal y agua (argamasa o mortero), la utilizaban para unir entre sí los ladrillos y los bloques de piedra. la madera la utilizaban para construir el esqueleto de los edificios y el armazón de los tejados. Además de para los trabajos de carpintería (mesas, sillas, estanterías…). Durante la época imperial (27 a. C.-476 d. C.), los constructores habían edificado 45.000 viviendas.
En los trabajos de construcción, los obreros utilizaban muchas herramientas. La sierra, el martillo y el escoplo, el compás, la escuadra, la vara de medir, el taladro y el pico; para cortar la piedra. Para trabajar la madera utilizaban el hacha, la maza, la cuña, la barrena, el cepillo y las tenazas. Todas estas herramientas se fabricaban en la misma obra, en las herrerías y en los talleres instalados allí para estos trabajos.
También contaban con algunas máquinas, como la grúa y la polea, andamios y cimbras. Consistía en una estructura muy simple; una rueda giratoria alrededor de la cual se hacían pasar varias cuerdas. Con eso conseguían levantar cargas muy pesadas.
Algunos arquitectos romanos:
Caius Stallius.
Cayo Julio Lacer.
Ceso Emilio Quirino Varrón.
Lucio Vitruvio Cerdó.
Marcus Stallius.
Marco Vitruvio.
Algunos ingenieros romanos:
Arquímedes de Siracusa.
Sergius Orata.