No es fácil iniciarse en la masonería, ya que la masonería es la que entra a ti.
Recuerdo aquellos lejanos ya días de mi vida cuando busque iniciarme, por mas que buscaba y leía nunca encontraba qué puerta tocar, sin embargo cuando menos lo esperaba se me abrió una puerta que yo no buscaba.
Pase a través de ella y realice 3 largos viajes que me llevaron a conocer el primer escalón de los 32 que aún estaban por delante.
La vida 9 meses y 13 días después de iniciarme me dio con un fuerte ladrillo en la cabeza y supuestamente por superar el trago amargo acepte caminar hacia adelante un escalón más, pero me encontré que regrese y estaba parado del otro lado. Ahora al sur donde el sol da con toda su fuerza y vigor al medio día, sin embargo aun no comprendo el punto geométrico en el que me encuentro. Tal vez sea que me falta descubrir ese gran secreto que aún no se me revela y por el cual preferiría sea arrancado mi corazón y se arroje a los buitres antes de divulgarlo; tal vez.. tal vez solo esté dentro de mi o simplemente debo aceptar que ya no puedo contar con esas palabras de aliento de quien en parte me dio la vida físicamente, ya que espiritualmente siempre seremos el mismo ser.
Se supone que hoy en dia ya no gobierna mi cuerpo totalmente sobre mi alma ya que al trabajar una punta del compás está sobre la escuadra, pero mis reflexiones me hacen sentir que no puedo lograr que el compás este siempre sobre la escuadra, y mucho menos que siempre tenga una punta encima, pues a veces soy más profano en mis actos que el más profano.
Estoy orgulloso de ser quien soy y a la vez se me cae la cara de vergüenza de saber quienes siendo mis semejantes hacen actos terribles que fallan a sus juramentos contra sí mismos, la humanidad o inclusive sobre su respetable taller en particular. Se que no soy igual que ellos pero pesan sobre mí los errores de otros, ya que juré una y otra vez surgir en su defensa en las circunstancias más favorables, aún cuando su conducta sea justamente reprensible.
¿Que diferencia puedo yo aportar?
Nunca jamas dejare de ser masón, haga lo que haga, viva lo que viva, charlatanes aquellos que se pavonean que en el pasado lo fueron, pues si realmente hubieran pasado esa puerta junto a una mano experta sabrian que no existe vuelta atrás. Y ese es mi pesar, el tener un compromiso tan grande a mi espalda y no poder ser una persona ejemplar.
Gracias por leerme, no quiero que se piense que trabajo inútilmente y hoy alcanzó la edad del máximo grado de la masoneria 33 años.
T.·.A.·.F.·.
Comp.·. Mas.·. Leopoldo Ocampo
