El ascetismo, se puede considerar una doctrina filosófica y religiosa que busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia, ignorando al resto de la sociedad, lo cual refleja un egoísmo del asceta con los demás, al buscar únicamente su salvación personal.
En Masonería el hombre es él mismo su esencia subjetiva, la correspondencia equilibrada entre los bienes, sus semejantes y el YO, o la persona.
En el hombre el YO trasmigra, por instinto, a un objeto exterior (la riqueza económica, fábrica, casa, al empleo o investidura) y a la vez, estos bienes se trasladan a la interioridad, al fondo íntimo del propietario o detentador.
Por lo general, el hombre afirma, soy lo que me pertenece, y cuanto es mío es mi YO.
El hombre es un ser acumulativo por naturaleza, por lo que fácilmente cae en el vicio de la pasión posesiva, lo cual altera la razón. Lo que ocasiona la pérdida de la personalidad o de la identidad de una persona e incluso de una colectividad.
Se puede leer en Mateo 6:21: “porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”(La Biblia de las Américas). La afectividad no se debe poner en el vano vicio de solamente acumular bienes materiales, y olvidar que debe existir armonía con el amor a sí mismo y a los demás.
Como es el caso de muchos servidores públicos latinoamericanos que permiten que trasnacionales y potencias extranjeras despojen a sus pueblos de sus riquezas naturales o esclavicen a sus obreros con salarios de hambre a cambio de una dádiva, coima o mordida.
Para el Masón, mediante la afirmación de sí mismo, el estudio y práctica del bien se perfecciona el hombre, y mediante la solidaridad y el desarrollo compartido se permite el progreso de la humanidad.
Es cuanto. FJD
Masonería por la perfección del hombre y 500 años de la francmasonería auténtica
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