El que no esté dispuesto a perder mucho y no ganar nada no está listo para ser masón.
El que espera recibir. Jamás debería ser masón.
El que busca realizarse en la vida a través de la masonería. Sólo va a encontrar frustración y pérdida pues la masonería no da ni realiza. Ella simplemente potencia lo que hay en uno.
El que quiera poder que no pise una logia puesto que no lo va a encontrar. Que se meta en política.
El que busque dinero o trabajo. La masonería y los masones no tienen el deber de tales cosas. Que estudié se compre el periódico o se consiga un billete de lotería.
El que quiera solución a sus problemas. Que vaya a un psicólogo. Psiquiatra. Abogado o notario. La masonería no soluciona problemas. Peor aún. A veces te mete a algunos.
La masonería no es un Reformatorio. No transforma a los malos en buenos. Ni a los ambiciosos en ascetas.
El que quiera un club de amigos. Que se haga socio de un club. Rotario. León. O se haga asiduo a un bar.
El que quiera dolores de cabeza. Frustración. Desafíos. Perder dinero. Largas horas de trabajo luego del trabajo. Trabajar sin decir nada. Hacer el Bien por otros en completo silencio. Servir a los no masones y a la filosofía de la orden. El que esté dispuesto a hacerse el más humilde de todos. El último en derechos y primero en obligaciones. Ese sí que sea bienvenido…
La masonería no busca estrellas ni iluminados. Ella requiere silenciosos protagonistas. Humildes obreros. Mártires cívicos y espíritus capaces de ver en el otro. Aún y sobretodo en el adversario…a un hermano.