Me gustaría hablar de la responsabilidad de los Masones en la felicidad de la humanidad, de México, y de nuestra región depende de la buena elección de representantes populares entre los cuales deben figurar inteligentes que instruyan a las masas porque el que sabe se debe al pueblo y no el pueblo a los que saben, como lo contempla la doctrina masónica que se sostiene desde su origen en tres pilares fundamentales: la perfección del hombre- al pulir sus imperfecciones- y la emancipación de los pueblos -al luchar su independencia y su autodeterminación, y la felicidad de la humanidad- al convivir en un mundo justo en donde brille la fraternidad, la igualdad, y la libertad.
Por el cual los masones deseamos que nuestros servidores públicos: dicten leyes justas; que no sean fáciles de engañar y corromper; ni que en vez de honor, infundan menosprecio; que no se dejen arrastrar por la esclavitud de la corrupción; ni se permita a los improperados a cargarse con una responsabilidad que no les dada a sobrellevar. Por lo que para el Masón no es el origen sino el Talento, el Honor, llámese vergüenza, y la virtud lo que debe encumbrar a un hombre sobre otro.
La importancia del conocimiento masónico en el servicio público: es el cumplimiento del deber; de decidir con justicia e imparcialidad; de actuar con bondad y cautela, y obrar sin sujeción al temor, a la amistad, ni a la promesa de dadiva.
La masonería predica y difunde el más inestimable de los valores representado por la verdad- fuente de todo bien y origen de las virtudes-, escondida a los hombres por los Ignorantes, Hipócritas y Ambiciosos, para liberar a los pueblos de la barbarie y la obediencia pasiva. Mediante el dictado de la razón para alcanzar la armonía progreso de la humanidad, al introducir espíritu Divino a la materia, que le permita dominar las pasiones – mediante el conocimiento de sí mismo, para convertirlas en virtudes que subliman la condición humana, y la tranquilidad de la conciencia.

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